jueves, 24 de noviembre de 2011

El ratoncito Pérez


Durante estos días de resaca tras el 20N, al igual que muchos de ustedes, he abierto un periodo de reflexión que sin quererlo se ha convertido en una especie de reflexión involuntaria. Tienen estos días, un cierto toque nostálgico y de sabor amargo.
En esta especie de catarsis emocional me ha venido a la cabeza uno de esos recuerdos que aún, a pesar del pasar de los años sigo recordando incluso con cierto cariño.
No recuerdo muy bien cómo fue pero un día cualquiera, como a cualquier otro niño de mi edad, abandonó mis encías un diente. Como siempre hacíamos en estos casos, aquella noche lo coloqué debajo de mi almohada esperando con nerviosismo, ilusión y hasta con un poco de miedo que pasara el ratoncito Pérez. Por mi barrio, solía llevar una moneda de cinco duros que para nosotros era lo más grande.
A la mañana siguiente, al despertar metí mi mano debajo de la almohada dispuesto a recoger el presente que para cubrir mis expectativas había dejado el tal Pérez, al fin y al cabo era un intercambio, yo le doy mi diente y él me corresponde. Bueno...esa noche el ratoncito peludo, feo y asqueroso se había olvidado de mí...
El pasado domingo veinte de noviembre, millones de personas, al acostarse, dejaron bajo su almohada sus ilusiones, angustias y esperanzas, deseando o creyendo que al día siguiente por la mañana al levantarse, mientras tomaban café, leían la prensa o escuchaban la radio de camino al trabajo (los que tienen) el ratoncito Pérez, a cambio de su votos les había dejado la bolsa por las nubes, la prima de riesgo por los suelos, millones de soluciones y tal como les habían prometido, felicidad.
Esa mañana, tal como aquel día de mil novecientos y tantos, el ratoncito no apareció, intuyo cómo se habrán sentido muchos de esos millones de personas y lo siento por ellos, desde aquel día yo no lo he esperado nunca más, lo siento por todos aquellos que regalaron sus ilusiones a cambio de lo que les va a venir y que no creo que tenga nada que ver con lo que pensaban esa noche de domingo llena de botes en un balcón, champán y cánticos de cariño hacia los que no compartimos ideología...
De momento y solo de momento, hoy me bajo aquí

P.D. Recuerdo a una de mis alumnas, Alexandra (8 años) que hace dos meses, cuando acabó el recreo vino llorando porque se le había caído un diente y lo había perdido. Me pidió que si podía escribirle una nota para el ratoncito Pérez. Lo hice. Estuve acordándome de ella hasta el día siguiente. Lo primero que hice al verla en el patio fue preguntarle si había ido el animalito. Afortunadamente, cuando vi su sonrisita con ese hueco gracioso en la encía me imaginé que sí, no me equivoqué, incomprensiblemente había ido y esta vez me alegré.

martes, 22 de noviembre de 2011

La tormenta perfecta

Hoy me ha venido a la cabeza cierta similitud entre una tormenta perfecta con el calvario que nos queda pasar a los socialistas, lamentablemente, o afortunadamente quizá.
Se han dado todas las circunstancias para que esto ocurriera. Los titubeos del Gobierno a la hora de reconocer y afrontar la crisis (de la que no es responsable), el cambio apresurado del anterior Ministro de Economía Pedro Solbes, la falta de pedagogía a la hora de explicar los ajustes (necesarios por cierto), la falsa ilusión con los brotes verdes, un acoso y derribo por parte de los mercados que encontraron el terreno abonado gracias a una oposición irresponsable y ávida de poder, la sensación que hemos tenido muchos que formamos las llamadas bases de un sálvese quien pueda a la hora de elaborar las listas desoyendo las inquietudes de estas bases, la desafección entre los líderes con la ciudadanía y el no entender el mensaje más activista de los últimos movimientos sociales, todo esto, ha producido un desplome inimaginable con la pérdida de más de cuatro millones de votantes de los nuestros. Aún así, tenemos la oportunidad de reorganizar nuestro equipo. Regenerar, oír a la militancia y actuar en consecuencia. Somos un partido muy fuerte, con apoyos, y tenemos dos años para llevar a cabo esa labor.
En estos dos años, el nuevo gobierno tomará la medicina que ha estado dando, irán perdiendo votantes mientras nosotros nos iremos rearmando, sin miedos, siempre hemos luchado y dado la cara y ahora también toca, solo hay que planteárselo.¡Vamos duro!
De momento y solo de momento, hoy me bajo aquí.

P.D. A mis hijos y mis alumnos les enseño que debemos conocer y aceptar nuestros errores y limitaciones, solo así podremos trabajar para superarlos.